Entre los muros de Crickely hall

Para dejar atrás la devastadora desgracia que han sufrido, Gabe, Eve y sus dos hijas dejan Londres y se instalan en Crickley Hall, una casona encaramada en un barranco, a merced del viento y la lluvia.

Durante la primera noche todos oyen crujidos y pisadas que provienen de la buhardilla vacía, y ven misteriosas figuras que se recortan contra la escasa luz que se filtra por las ventanas. Pero Gabe cree que todo se debe a la fragilidad emocional en que está sumida su familia. Sobre todo Eve, incapaz de superar el sentimiento de culpa por haber perdido de vista a su hijo Cam en el parque. Fueron apenas cinco minutos, pero desde entonces nadie ha vuelto a saber nada de él.

Al día siguiente, cuando se acercan al pueblo y hablan con la gente, se enteran de que Crickley Hall también está marcada por la tragedia. Por un suceso terrible que se remonta a los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando la casa albergaba a un grupo de refugiados huérfanos que huían de las bombas. Durante una terrible noche de tormenta, esos críos perecieron ahogados en el sótano por la crecida de las aguas.